Anclada en la dieta mediterránea y eje de la misma, con una larga tradición hacia el gusto por la cocina (el primer libro de recetas del que tenemos constancia es del griego Arquéstato, datado hacia el 330aC), la gastronomía tradicional griega cuenta con influencia balcánicas, turcas y del Oriente Medio, y una gran diversidad de sabores y preparaciones entre la Grecia continental y las islas. Descubramos juntos algunos de ellos.
Bases de la gastronomía tradicional griega
La dieta mediterránea se hace patente en la gastronomía griega con los tres elementos básicos de la misma: el trigo, la uva (tanto para vinos -ver aquí– como fresca o pasa), y el aceite de oliva, condimento que vertebra la diversidad gastronómica griega.
Todo ello con el protagonismo de la riqueza hortícola mediterránea, con tomates, berenjenas, espinacas, acelgas, hojas de parra, pepinos, pimientos, cebollas, setas, etc. como protagonistas de platos por si mismos, o como elementos indispensables en elaboraciones a base de carnes o pescados.
A nivel cárnico también aflora la variedad. Con un terreno favorable para la cría de ganado menor, los platos de cordero cobran protagonismo, al lado del cabrito o las aves de corral, mientras que la ternera se da más en el norte del país. Y en la condimentación de carnes, la influencia turca irrumpe con toda su explosión de sabor. Pero además, fruto de ese ganado menor sobresalen una gran diversidad de quesos, protegidos con sus propias denominaciones de origen, que van más allá del popular queso feta.
A su vez, siendo un país eminentemente costero, no podían faltar los sabores del mar, a menudo cocinados con sencillez para que sobresalga la calidad del producto, desde calamares fritos a pulpo a la brasa, pasando por langosta hervida, y entre los pescados, una rica variedad: pargo, salmonete, lubina, etc.
Los mezes o mezedes
Entre ellos encontramos algunos de los platos más conocidos de la cocina tradicional griega. Los mezes pueden servirse en forma de tapa, como entrantes o platos principales, pero lo que los caracteriza es que se sirven para compartir entre los comensales.

Aquí encontramos la famosa salsa de yogur (ver aquí receta) o tzaziki, servida con pan de pita (ver aquí receta) para mojar en ella, pero también la ensalada griega más conocida, la horiatiki, a base de pepino, tomate, aceitunas negras, cebolla, etc. más el inconfundible queso feta (ver aquí receta).
Pero también las spanakópita, una especie de empanadas de hojaldre rellenas de espinacas y queso feta, o la dolmadakia, que son hojas de parra rellenas con infinidad de sabrosas variantes.
Sopa típicas de la gastronomía griega
Como alimentación que bebe de la tradición mediterránea, las legumbres también están presentes en gastronomía tradicional griega, y precisamente las alubias o las habas son las protagonistas de una de las sopas más populares de la misma: la fasolada, que se elabora también con hortalizas y el indispensable aceite de oliva. Y también encontramos la fakes, una sopa de lentejas servida con aceitunas y vinagre.
No faltan tampoco sopas con bases cárnicas, como la magirista, elaborada con cordero, y tradicional de Pascua, o las sopas de pescado, como la psarosoupa, que además de los frutos del mar, lleva las indispensables hortalizas de la huerta griega.
Platos principales griegos

La mousaka (ver aquí receta), sin duda es uno de los platos de la gastronomía griega más conocidos internacionalmente, aunque su origen es balcánico. Es un milhojas o lasaña de berenjena, tomate y carne picada, tradicionalmente de cordero, que se asemeja a otro plato típicamente griego: el pasticho. Este se hace con pasta en lugar de berenjena, y es muy asimilable a la lasaña.
Variedades de platos con base de albóndigas también están muy presentes en la cocina tradicional griega, desde las keftedakia, que son albóndigas fritas, a las albóndigas de Esmirna (alargadas, especiadas y servidas con salsa de tomate) o la youvarlakia, servida con salsa de huevo y limón.
Pero si algo sobresale son los platos asados. Uno muy popular, que se sirve con pan de pita, es el gyros, en el que la carne (normalmente de cerdo) se asa de forma vertical y se acompaña de tomates, cebolla y normalmente la salsa de yogur. Pero no te puedes perder el giovetsi, que puede ser de pollo, ternera o cordero, y se basa en asar la carne en una olla de barro. Y como ya dijimos, dos imprescindibles con cordero: las chuletas asadas con limón, orégano y pimienta (paidakia), o el cordero al estilo Kleftes, horneado a fuego lento.
Dulces griegos
Y acabamos este pequeño recorrido por la riqueza gastronómica griega con un toque dulce. Aquí no podemos obviar la mención al famoso yogur griego, caracterizado por ese textura cremosa, que se consigue por la eliminación del suero.
Pero también hemos de hacer mención a la influencia otomana en dulces como las baklavas, pastelillos a base de pasta filo rellena de frutos secos y endulzada con miel o almíbar; o el revani, un bizcocho de sémola bañado en almíbar, y acompañado de piñones, nueces o coco rallado.