Alubias, judías secas, frijoles, habichuelas, caraotas… Muchos son los nombres que reciben estas legumbres, cuyas vainas se pueden consumir como verdura tierna, y cuyas semillas secas constituyen un ingrediente esencial en la gastronomía internacional. Su cultivo empezó hacia el 7000a.C al sur de México y en Guatemala, y todas las variedades que hoy existen de alubia o fríjol son originarias de América.
El valor nutritivo de las alubias o frijoles
Consumidas como semilla seca, las judías pertenecen al grupo de las legumbres y su mayor aporte es de hidratos de carbono (de los 100gr, 54gr. son hidratos), seguidos por fibra y proteína, que en ambos casos rondan los 21gr. cada uno. Además, los frijoles o alubias son ricos en minerales, sobre todo potasio y fósforo, pero también magnesio y hierro, y también aportan vitaminas como la B1, la niacina o los folatos.

El conjunto de todo ello hace que alubias o frijoles sean ideales para problemas de colesterol, dietas para diabéticos, anemia o hipertensión. Aun así, los hollejos (piel) de estas legumbres pueden generar problemas digestivos (se hacen pesadas o crean flatulencias), por lo cual hay que cuidar la cantidad consumida, a la par que se puede hacer un puré con pasapurés para eliminar los hollejos.
Tipos de frijoles o judías y consejos para su preparación
Existen muchas variedades de alubias o frijoles, de tamaños muy diversos, pero las principales se distinguen por el color, con lo que encontramos cuatro grupos esencviales: judías blancas, negras, rojas y pintas.
En todas sus variantes, cuando se consumen secas, necesitan 12 horas de remojo antes de cocerlas (ver aquí cómo cocer legumbres). Al absorber muy bien los sabores de los ingredientes que las acompañan durante la cocción, son ideales para recetas de guisos de alubias o frijoles, o partir de estos guisos para luego generar cremas o purés. Pero también se pueden hervir para hacer ensaladas, aromatizando incluso el agua con alguna hierba. A su vez, para ahorrar tiempo, se pueden comprar ya cocidas.