Comidas para amigos, comidas familiares, cualquier excusa es perfecta para una buena barbacoa y el fin de semana parece el momento ideal para ello. La barbacoa aporta un sabor especial a los alimentos, sean carne, pescado u hortalizas. Y uno de los aspectos clave para ese característico sabor es conseguir unas brasas perfectas para la barbacoa.
¿Carbón o leña para la barbacoa?
En ambos casos obtendremos la potencia de calor alta que resulta indispensable para los asados.
Si para la barbacoa utilizamos madera, es mejor emplear leña de combustión lenta, como roble o encina, ya que mantendremos mejor las brasas, mientras que con maderas de combustión rápida como el pino, la brasa se extinguirá antes. Elijamos la madera que elijamos, ésta contribuirá a aromatizar el propio asado. En cambio, el carbón se considera un combustible vegetal algo más neutro, y necesitaremos que se caliente una media hora antes de empezar el asado.
En cualquier caso, el punto de la brasa lo indica el color de la misma. Durante el día, cuando las brasas de la barbacoa sean grises, ya se puede empezar a cocinar, y por la noche, las brasas deberán presentar un color rojizo. Esto asegura la uniformidad del calor y evita el contacto directo del alimento con el fuego.
Cómo aromatizar las brasas de la barbacoa

Ya sea con carbón o con leña, las brasas de la barbacoa se pueden aromatizar. Sólo hay que añadir ramas frescas de tomillo y/o romero, laurel, cáscaras de naranja, frutos secos, etc.
¿Por qué las ramas frescas? Porque lo que interesa es que expulsen humo para dotar de un sabor ahumado a la carne que estemos asando a la barbacoa. Por ello es interesante añadir estas ramas a las brasas cuando falten entre 10 minutos y un cuarto de hora para que el alimento esté listo.