Consumir frutas de temporada nos garantiza todas sus propiedades nutritivas, ya que se hallan en su momento de máximo esplendor. En otoño coinciden la eclosión de frutas que en verano ya empezaban a aparecer con las que nos empiezan a preparar para el invierno. Por ello se combinan aquellas que nos aportan altos niveles de hidratación con otras que empiezan a presentar altos contenidos en vitamina C. Pero las frutas de otoño nos aportan mucho más. ¿Quieres descubrirlo?

Membrillo, cocinado para mejorar su sabor

Membrillos frescos

El membrillo es una fruta astringente y agria, por lo que no es usual consumirlo crudo, aunque en algunos lugares de México se come crudo con sal, chile y limón. En España es habitual cocer el membrillo con azúcar a partes iguales, de lo que resulta la carne dulce o pasta de membrillo, receta típica de principios de otoño. El membrillo es rico en fibra y taninos (que le dan el sabor agrio), ambas sustancias con propiedades astringentes. Por ello, el dulce de membrillo, consumido con mesura por su contenido en azúcares, tiene propiedades digestivas, suaviza la irritación de las mucosas digestivas y es recomendable en caso de estreñimiento o diarreas.

Higos, una sabrosa forma de comer fibra

Los higos y las brevas son los frutos de la higuera, árbol de la familia de las Moráceas, de la que existen más de 1.500 especies. La breva es el primer fruto que anualmente da la higuera, en verano, y el higo es el fruto de la segunda cosecha del mismo árbol, en otoño. Los higos están formados por gran cantidad de agua y son ricos en hidratos de carbono, por lo que su valor calórico es alto. Se digieren muy bien y, por la fibra que aportan, previenen el estreñimiento y, si a la fibra se le añaden sus contenidos en potasio, selenio y flavonoides, los higos también ayudan a eliminar toxinas. Además, su contenido en vitamina A ayuda a mantener la salud de la piel.

Uvas, para depurarse en otoño

Originarias de Oriente Próximo, las uvas son el fruto de la vid (vitis vinífera) y existen gran cantidad de variedades, tanto para la elaboración de vino, para consumirlas desecadas en forma de pasa y para consumir frescas. En este último caso, empiezan a abundar a finales de verano y están en plena temporada en otoño. Las uvas son uno de los principales alimentos desintoxicantes y depurativos, gracias a su riqueza en potasio (que regula el equilibrio de líquido en el organismo) y la presencia de vitamina B (que interviene en el metabolismo de las grasas). A su vez, si se consume la uva con la piel, esta ayuda a limpiar los intestinos y previene el estreñimiento.

Manzanas, y aleja las visitas al médico

Con un origen indefinido entre Europa Oriental, el Caucaso o Asia central, la manzana es un paradigma de alimentación sana. Es una fruta desintoxicante, que estimula hígado y riñones y, gracias a la pectina, elimina toxinas y reduce el colesterol. Además, su contenido en queraticina ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Y gracias al ácido málico, es muy digestiva y sirve para combatir tanto diarrea como estreñimiento.

Moras, pequeña fruta para alimentar la vista

Las moras o zarzamoras son frutos de origen silvestre procedentes de una robusto denominado Rubus Fructicasus, emparentado con el frambueso. Su característico color violáceo casi negro indican su riqueza en antocianinas, beneficiosas para la circulación y, especialmente, para proteger los capilares de la retina, además de resultar positiva para varices, sangrados de nariz, etc. Además, tiene potentes propiedades antiinflamatorias, y al ser ricas en bioflavonoides, que también contribuyen a su característico color, tienen propiedades en la prevención del cáncer.

Peras, variedad para todos los gustos

Las peras provienen de un árbol del género Pyrus y hay muchas variedades, clasificables en función de su tamaño, su forma, las características de la piel, de la pulpa, etc. Sin embargo, en general, las peras son ricas en fibra, que se halla en pulpa y piel. Por ello ayuda a mantener un sistema digestivo sano, favorece la eliminación de colesterol y regula la función intestinal. Además, las peras son bajas en calorías y carentes de sodio, por lo que junto a su alto contenido en agua, resultan ideales para dietas de adelgazamiento. Además, entre otras características, contienen mucho potasio, que previene la retención de líquidos y contribuye a la salud ósea y del sistema nervioso.

Granadas, fruta del amor y la fecundidad

Originaria de la región que va de Irán al norte del Himalaya, la granada está muy extendida en la cuenca Mediterránea desde la Antigüedad. De piel gruesa y una gran cantidad de deliciosas semillas en su interior, en Oriente la granada se considera un símbolo del amor y de la fecundidad. Su color rojizo característico se lo dan los flavonoides, que tienen propiedades antioxidantes y antisépticas. Además, es rica en potasio y baja en sodio, por lo que es recomendable para personas que sufren hipertensión o afecciones cardiovasculares.

Caqui o palo santo para tomar vitamina A

El caqui, también conocido como palo santo, es una fruta roja, anaranjada o amarilla, de pulpa dulce con un ligero toque amargo. Normalmente esta pulpa es blanda, por lo que se come con cuchara, pero existe la variedad de caquis persimon, con pulpa dura, que se puede comer cual manzanas. Los caquis destacan por su contenido en beta carotenos o provitamina A, que se transforma en vitamina A conforme el organismo la necesita. Esta vitamina es esencial para el buen estado de los huesos, piel, cabello, mucosas y el sistema inmunológico.

Castañas, para prevenir la hipertensión y más

Las castañas son un fruto seco del otoño que se puede encontrar como castaña pilonga o desecada durante todo el año. En este caso, para incorporarlas en recetas de cocina como guarnición de carnes o parte de un relleno, conviene rehidratarlas. Las castañas pilongas contienen menos grasas que las castañas frescas, pero en ambos casos son un fruto seco con menos grasas que otros, y ricas en hidratos de carbono y fibra. A su vez, son menos calóricas que otros frutos secos como las nueces. Además, las castañas son ricas en vitamina B, sobre todo si se consumen crudas, y es muy interesante su aporte en potasio, que previene la hipertensión, y hierro, que ayuda a prevenir la retención de líquidos.

Cítricos, preparémonos para el frío

Mandarinas, naranjas, pomelos, limones, limas… Todos son frutas englobadas dentro del grupo de los cítricos, originarios de Asia tropical y subtropical, y reconocidos tradicionalmente por su alto contenido en vitamina C, que entre otras funciones, actúa como antihistamínico natural. Los cítricos se caracterizan por su sabor ácido, que implica componentes ideales para ayudar a bajar el ácido úrico y el colesterol (previniendo afecciones cardíacas y problemas circulatorios). Además, los cítricos tienen propiedades desintoxicantes, refuerzan las defensas naturales y son muy digestivos.

Escrito por:uranda

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