El mayor inconveniente del pescado es que es un género que se deteriora fácilmente. Por ello, a la hora de comprar pescado fresco, debemos tener en cuenta ciertos aspectos para calibrar su frescura y asegurarnos así todas sus propiedades nutritivas.

¿Cómo saber si el pescado es fresco?

El pescado debe presentar las escamas bien adheridas, transparentes y brillantes. Cuando las escamas son opacas, mate y se despegan, indica que el pescado no está fresco. Hay que tener en cuenta que si se moja el pescado con agua, puede estar enmascarando falta de frescura, pues brilla.

Sin embargo, hay otros aspectos que no pueden disimularse, como los ojos. El pescado fresco tiene ojos transparentes y saltones. Si están hundidos, emblanquecidos y sin brillo, el pescado ha perdido frescura.

Por el contrario, las agallas del pescado fresco deben ser rojizas y estar sueltas entre sí. Las agallas amarronadas y/o pegadas indican que el pescado no está fresco

La carne del pescado también nos da indicios de su frescura. Aunque el pescado presenta una carne suave, la carne del pescado fresco debe ser firme y brillante, no blanda. Si al presionar sobre la misma se queda la marca del dedo durante un rato, el pescado no es fresco, de la misma forma que si al cortarlo en rodajas estas no salen redondeadas, sino aplastadas.

Comprar pescado fresco en filetes

Si compramos el pescado en filetes, además de la textura de la carne, el filete de pescado fresco no debe presentar bordes oscuros.

Si el pescado es en rodajas, y por lo tanto mantiene la espina dorsal, la sangre de la misma debe ser roja y brillante en caso de que el pescado sea fresco. Si la sangre presenta un color amarronado, indica lo contrario.

Igual que hemos de tener en cuenta estos aspectos para calibrar su frescura, una vez comprado, es importante conservarlo adecuadamente en casa (ver aquí consejos).

Escrito por:uranda

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