Los mariscos son animales acuáticos invertebrados cuya diversidad ofrece multitud de opciones culinarias. Desde sencillas recetas de marisco (como una langosta o buey de mar hervido, sepia a la plancha, calamares fritos a la andaluza o a la romana…), hasta acompañamiento en arroces (arroz con bogavantes, paellas de marisco) o como aperitivo (berberechos, chirlas…)
Tipos de mariscos
Podemos distinguir entre dos grandes grupos de mariscos:

Crustáceos. Englobarían a gambas, bogavante, cigala, langosta, etc.
Moluscos, de entre los cuales distinguiríamos:
- Univalvos, con una sola valva como los caracoles de mar.
- Bivalvos o con dos valvas, como almejas, mejillones, ostras…
Cefalópodos, sin valvas, como el calamar, la sepia o el pulpo.
Valor nutritivo de los mariscos
El valor calórico de los mariscos es variable según el tipo, aunque como media oscila entre las 70 y las 90 Kcal por 100gr. comestibles.

El mayor aporte nutritivo de los mariscos es en proteínas, yendo del 14% a más del 20% al que pueden llegar ciertos crustáceos. En cuanto a los hidratos de carbono, los mariscos suelen estar por debajo del 1%, aunque existen excepciones como las ostras (4’7%) o los mejillones (casi 2%).
El contenido en grasas oscila del 0’1 al 8%, de las cuales la mayoría son grasas poliinsaturadas como el Omega 3, beneficiosas para el organismo. Sin embargo, cabe destacar el contenido en colesterol, un lípido que, junto a los purines, puede aumentar el ácido úrico en sangre (con consecuentes problemas de gota), por lo que se recomienda un consumo moderado de marisco, sobre todo crustáceos y cefalópodos.
Cabe destacar la presencia de vitaminas A, B y D, y en cuanto a minerales, los mariscos contienen entre otros, potasio, calcio, sodio, hierro o selenio (antioxidante), y las proporciones varían según el marisco, de modo que, por ejemplo, almeja y berberecho son ricos en calcio y hierro, el cual también presenta interesantes proporciones en mejillones, ostras o chirlas.