El boniato es un tubérculo como la patata, y tan versátil en cocina como la misma, pero con un sabor dulce muy característico que justamente le da una personalidad propia, ideal para generar contrastes en platos salados o aportar textura en masas dulces. Veamos cómo.
¿Por qué no debemos comer el boniato en crudo?
Mucha gente cree que el boniato está emparentado con la patata, incluso uno de los nombres con el que se le conoce es patata dulce, además de batata o camote. Pero boniato y patata pertenecen a grupos botánicos totalmente diferente. Lo único que tienen en común es que ambos son tubérculos y, por lo tanto, lo que nos comemos de la planta es el tallo subterráneo que almacena reservas y a partir del cual se desarrollan las raíces y, en consecuencia, el resto de la planta. Estas reservas se componen básicamente de hidratos de carbono, y la cantidad es muy similar a la de la patata (esta última contiene unos 20g por cada 100g, mientras que el boniato contiene 23g -ver aquí calorías, índice glucémico y valor nutritivo del boniato).
A partir de aquí, tienen otra cosa en común: al igual que las patatas, los boniatos no pueden comerse crudos. Y es que los boniatos contienen una toxina vegetal llamada dioscorina, que afecta al sistema nervioso central. Ahora bien, esta toxina desaparece al cocinarlo. Aunque tenemos a este tubérculo especialmente asociado a la temporada otoñal, el camote o boniato en realidad está de plena temporada entre octubre y marzo (ver aquí calendario de hortalizas de temporada por meses), y su cocción precisamente nos da mucho juego en cocina.
Cómo hervir boniatos
Una de las formas más rápidas de cocinar boniatos es hervirlos (ver aquí método de cocción: hervir). Y el tiempo de cocción será variable en función de si lo hervimos enteros sin pelar (como una patata -ver aquí), o pelados y cortados. Eso sí, hervido el boniato pierde parte de su dulzor natural.

Esto no le priva de formar parte de masas dulces que ya compensamos con azúcar, pues buscamos su textura cremosa, como en el caso se los panellets o panecillos de Todos los Santos (ver aquí receta) o convertirlos en protagonistas de un puré que puede acompañar perfectamente carnes y pescados (ver aquí receta de puré de boniatos). A su vez, hervidos es como los consumiríamos al añadirlos a potajes o cocidos. De hecho, hay versiones de cocido canario que llevan tradicionalmente boniato, además de patata.
Cómo asar boniatos
Pero también podemos hacer puré de boniato si lo asamos (ver aquí qué es asar). Asar camotes nos llevará algo más de tiempo que hervirlos, pero se realza más su sabor característicamente dulce. Esto es porque el propio asado implica la caramelización de azúcares propios del alimento. Pero a la vez, cuando se asan boniatos enteros, al horno o en la barbacoa (ver aquí), se suelen envolver en papel de aluminio, aunque no es obligatorio hacerlo. Y lo que hace el envoltorio es conservar los jugos en el interior, creando un almíbar delicioso.
Asados enteros, como ya se ha dicho, los boniatos pueden convertirse en puré, pero también se pueden simplemente trocear y servir como guarnición, se pueden abrir y rellenar como una patata, etc. A su vez, se pueden asar troceados, como una patata, e incluso hacer chips con ellos, si los cortamos con una mandolina y los asamos unos 10 minutos a 180ºC.
Cómo freír boniatos
También se puede optar por hacer esas mismos chips de boniato frito. Y es que freír el boniato no requiere de rebozados, como otras hortalizas, sino que se fría como la patata, y también acepta los mismos cortes: batalla, panadera, dados, etc (ver aquí cortes de patata).
Eso sí, como al freír (ver aquí cómo hacer una buena fritura) también queda realzado su dulzor, al utilizarlo como guarnición es ideal aderezarlo con contraste (aceite, ajo y alguna hierba aromática) o bien servir una guarnición compuesta de los dos tubérculos: patata y boniato.