Asar a la plancha es un método de cocción sano, pues requiere de poca grasa, a la par que rápido y sabroso. Pero las carnes pueden ser de diversos animales e, incluso del mismo, presentan texturas diversas. ¿Cómo asar la carne a la plancha para que quede jugosa?
Las mejores carnes para asar a la plancha
Tanto en el caso tanto de pollo como de conejo, cualquier parte del animal resulta ideal para asarla a la plancha.
Por su parte, el cerdo ofrece múltiples opciones de textura y sabor en sus diferentes partes: desde la cara, de donde se extraen oreja, morro o careta, hasta el secreto (procedente de la parte interna de la panceta) pasando por la aguja en chuletas, el lomo y el solomillo en filetes…
En el caso del cordero, costilla o chuleta suelen ser ideales para recetas a la plancha, pero también se pueden emplear otras partes como la pierna en rodajas o el cuello.
Por lo que respecta a la ternera a la plancha, resulta muy sabroso el entrecot (que se extrae del lomo), así como el chueltón o el corte de costilla en tira que conforma el churrasco.
Cómo asar carne a la plancha para que quede en su punto

Sea la carne que sea, es esencial que la plancha esté bien caliente antes de poner la pieza sobre la misma para evitar que se pegue. A su vez, el calor debe ser uniforme en toda la superficie de la plancha, por lo que, si es eléctrica, es recomendable que el piloto de temperatura se encienda y se apague un par de veces cuando se emplean altas temperaturas.
El fuego vivo, además, nos ayudará a sellar la carne. Esto es especialmente importante en el caso de pollo, cordero o cerdo, que deben quedar luego totalmente cocinados. Tras sellarlas, se pueden acabar de asar a fuego medio. El sellado propiciará que que no pierdan sus jugos ni se resequen.
La carne de vacuno a la plancha se puede cocinar poco hecha, siempre a fuego vivo, de modo que quede sellada por fuera y roja o cruda por dentro; al punto, para lo que se asa a fuego medio o alto, de modo que tardará más en sellarse y debe quedar rosado por dentro; y muy hecha, en cuyo caso se asaría a fuego medio.
Una vez asada la carne, sea del tipo que sea, se sala. Es recomendable no salar la carne antes de asarla, sino siempre al final, pues con ello evitamos que pierda jugos.